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México vive una competencia creciente por atraer inversión industrial. Nearshoring, electrificación y digitalización intensifican la demanda de energía, agua, conectividad y talento. Pero aún faltan herramientas que integren estos factores en una visión común. Un Prosperity Atlas Local es más que un mapa: es un sistema vivo de datos, reglas y acuerdos que conectan a gobierno, empresas, academia y comunidades. Permite sumar capacidades, reducir riesgos y maximizar bienestar compartido.

Por qué necesitamos un Atlas (y por qué ahora)

Hoy cada proyecto industrial parte de diagnósticos distintos: disponibilidad eléctrica, seguridad hídrica, logística o capital humano. Sin un lenguaje común, las discusiones se dispersan y las decisiones se retrasan. Un atlas cambia esa lógica: pone a todos frente al mismo tablero, facilita decisiones comparables y orienta esfuerzos donde generan mayor valor social y productivo.

El resultado es más colaboración y menos incertidumbre. El gobierno enfoca obras donde habilitan más capacidad, las empresas planean con mejor información y las comunidades ganan transparencia sobre impactos y beneficios.

Qué ventajas ofrece

• Gobierno: sirve como brújula de inversión. Prioriza proyectos que liberan capacidad eléctrica, hídrica y digital con cronogramas verificables.
  
  
• Empresas: reduce incertidumbre, costos ocultos y tiempos de conexión.
  
  
• Comunidades: aporta participación y seguimiento, mostrando beneficios medibles en empleo, servicios y calidad de vida.
  
  

El Prosperity Atlas convierte la promoción económica en una cadena de compromisos públicos, privados y sociales.

Qué es (y qué no es)

No es un documento estático. Es un activo institucional dinámico con cuatro componentes integrados:

1. Datos georreferenciados confiables.
   
   
2. Modelos de capacidad y riesgo territorial.
   
   
3. Reglas de decisión basadas en umbrales sectoriales.
   
   
4. Gobernanza y financiamiento sostenibles.
   
   

Cómo construirlo

1. Definir propósito y casos de uso. Acordar prioridades de sectores e inversiones en los próximos 36 meses.
   
   
2. Seleccionar variables críticas. Energía, agua, conectividad y talento, con indicadores ambientales y sociales transversales.
   
   
3. Integrar y estandarizar datos. Unificar capas, documentar supuestos y asegurar trazabilidad mediante convenios de intercambio de información.
   
   
4. Modelar capacidad y costos. Calcular disponibilidad real (MW, l/s, Mbps), identificar cuellos de botella y estimar costos habilitadores.
   
   
5. Establecer reglas de prioridad. Definir condiciones mínimas por tipo de industria y planificar inversiones donde haya mayor retorno social.
   
   
6. Organizar gobernanza colaborativa. Crear una Alianza triple hélice (estados, municipios, academia) con comités técnicos, actualizaciones periódicas y política de datos abiertos.
   
   
7. Financiar y operar. Combinar inversión pública, banca de desarrollo y cooperación para infraestructura crítica y mantenimiento de datos.
   
   

Riesgos y cómo atenderlos

• Sesgos en la priorización: mitigarlos con reglas claras, trazabilidad y participación ciudadana.
  
  
• Desactualización de información: resolver con calendarios de actualización automática y versiones fechadas.
  
  
• Bajo uso institucional: anclar el Atlas a un Comité de Inversión que use el tablero para deliberar las siguientes acciones de atracción industrial.
  
  

Cómo se materializa el valor

• Cuando una empresa pregunta “¿puedo conectarme en 9 o 18 meses y a qué costo?”, el atlas responde con capacidad, obras y fechas.
  
  
• Cuando un gobierno estatal decide “¿dónde invierto los siguientes 500 millones?”, el atlas indica dónde se liberan más MW o litros por segundo por peso invertido.
  
  
• Cuando una comunidad busca garantías, el atlas muestra compromisos verificables y mecanismos de cumplimiento.
  
  

Cierre: una agenda compartida de prosperidad

El Prosperity Atlas Local no es solo una herramienta técnica; es una invitación a decidir mejor y juntos. Alinear datos, reglas y gobernanza permite pasar de políticas fragmentadas a una estrategia colectiva donde cada obra pública, inversión privada y acuerdo comunitario sume al mismo objetivo: prosperidad regional sostenible y equitativa.